El Maestro Rigoberto y un alumno, practicando escribir su nombre

El verano pasó como brisa y un nuevo año escolar ha comenzado. Padres de familia corrieron a las tiendas por materiales para sus niños: marcadores, cuadernos y lápices de color llenaron multitudes de mochilas, mochilas que a veces pesan más que el niño. Todo el mundo se apresuró. Algunos de nuestros estudiantes llegaron con experiencia mientras que otros entraban al salón preescolar por primera vez. ¡Y no son los únicos!

Mi tiempo como estudiante llegó a su fin al graduarme de Macalester College en mayo pero mi relación con la escuela continúa, ahora como maestro. A pesar de que hayan pasado ya tres semanas desde que empezamos, cada día entro al salón sin saber lo que va a suceder o que sorpresas se esconden detrás de esas sonrisas. Cada día es diferente y esto me mantiene en puntitas. Como mis alumnos, sigo aprendiendo y creciendo.

En esta temporada de cambios estoy emocionado de conocer mejor a mis alumnos y a mi colega la Maestra Natalie en lo que nos falta del año. A veces es difícil la comunicación en español ya que muchos de mis alumnos dependen en el inglés. Sin embargo cada día me sorprende el nivel de interés y curiosidad que tienen mis alumnos para aprender e apreciar el español. Mi meta principal después de ser un buen asistente es de mantener un alto nivel de comunicación en español. Para mí, siendo hispanohablante, esto es una grandísima oportunidad.

Sinceramente,
El Maestro Rigoberto

 

 

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