Escrito por Natalie Ehalt-Bove. Natalie trabajaba en Joyce desde las 2009 hasta las 2013, y regresó este agosto como Gerente del Programa. ¡Estamos muy emocionados dar la bienvenida a Natalie otra vez!
En abril del 2009, mi tío me envió un correo electrónico sobre una posición voluntaria en el Preescolar Joyce, donde su hijo asistía. La posición se llamaba “Coordinador del Currículo y Voluntarios,” y como mi tío sabía que yo estaba estudiando educación, específicamente para ser una maestra de español, él me recomendó aplicar. “Es un programa bilingüe,” me escribía, “y el personal es increíble.”
Como estaba estudiando en La Universidad del Salvador en Buenos Aires, Argentina, hice mi entrevista para la posición por una llamada de video por internet. Fue un momento que me cambió la vida para siempre, y me acuerdo como me sentía, nerviosa y emocionada. Había investigado sobre el Preescolar Joyce, y me enteré que era una organización sin fines de lucro dedicada a proveer una educación bilingüe de alta calidad. Más que nada, me impresionaba la larga historia de colaboración con la comunidad latina e hispanohablante en Minneapolis.
Volví a Minnesota en julio del 2009, y en agosto entré en mi nueva posición. En ese momento, el Preescolar Joyce estaba ubicado en Uptown, en la iglesia metodista Joyce. Todavía puedo ver, en mi mente, las escaleras coloridas—rojas, amarillas, y azules—que bajaban al sótano de la iglesia, donde estaba el salón de clases.
Desde el 2009 hasta el 2011, trabajaba como Coordinadora del Currículo y Voluntarios con el programa de voluntarios AmeriCorps VISTA (Voluntarios En Servicio A América). Aprendí muchísimo de los maestros maravillosos de Joyce sobre cómo enseñar lenguaje, lectura, y escritura a los estudiantes más pequeños de nuestra comunidad, y sobre la importancia de la educación temprana. Con los maestros, empezamos a documentar las lecciones, los libros, y las actividades que hacíamos con los niños. En ese momento, el Preescolar Joyce estaba empezando a ser reconocido como un líder como uno de los pocos preescolares bilingües. Mi trabajo con los voluntarios fue transformativo para mí. Conocí a individuales muy especiales, generosos, y talentosos. Mientras entrenaba a los voluntarios a trabajar en las clases, me di cuenta que yo misma tenía ganas de probar trabajar directamente con niños. El próximo año, tuve la oportunidad de trabajar como maestra junto con las maestras Lorena y Erika en la clase de 4-5 años. Fue una experiencia llena de desafíos y alegrías, y nunca me olvidaré de mis estudiantes en mi primera clase.
En 2012, Joyce abrió su primer salón de clases “satélite” adentro de la escuela Windom, y yo tuve el honor de trabajar como maestra ahí con el maestro Rigoberto. Tuve la oportunidad de preparar el salón para ser licenciado por el estado de Minnesota, y formar asociaciones con el personal de la escuela Windom tanto como con los otros programas—Mpls Kids, WERC—con quienes compartíamos el espacio. Para mí, la mejor parte de ser maestra en Windom fue el acceso al parque y la posibilidad de pasar tiempo aprendiendo afuera con los niños.
En la primavera del 2013, tomé una oportunidad de probar otro estilo de enseñanza como la maestra de música bilingüe en la escuela Hiawatha Leadership Academy—Northrop. Fue una decisión muy difícil irme de Joyce, pero sabía que iba a crecer mucho como maestra y como profesional en el ámbito de esta escuela primaria. En ese momento también estaba estudiando en la Universidad de Hamline en St. Paul, MN en el programa de maestría de enseñanza. En la escuela Hiawatha, aprendí muchísimo sobre las capacidades (académicas y sociales) necesarias para estar preparado para el kínder. La mayoría de mis estudiantes en Hiawatha hablaban español con sus familias, y mi clase de música bilingüe fue una oportunidad para ellos a continuar desarrollando dos idiomas mientras aprendían sobre diferentes instrumentos y conceptos de música.
Cuando escuché que la posición de Gerente del Programa estaba abierta en el Preescolar Joyce, y en seguida apliqué. Había disfrutado de mi tiempo en Hiawatha, pero extrañaba a mi “familia” en Joyce, y estaba ansiosa por probar otro tipo de trabajo afuera del salón de clases. Entrevisté en junio del 2015, y después de un viaje a Argentina en julio para visitar a la familia de mi esposo, entré en Joyce en agosto. Inmediatamente, me sentí como si estuviera, por fin, en casa. Estando ahora en el nuevo sitio en Park Avenue, con el lindísimo espacio natural afuera y los luminosos y organizados salones de clases adentros, estaba impresionaba con cuanto el Preescolar Joyce había crecido, físicamente y en términos de calidad. Y cuando empezaban las clases el 31 de agosto y empecé a observar a los maestros, estaba tan sorprendida e impresionada con cuánto había crecido cada maestro desde que la última vez que los vi enseñar. La organización, la alegría, el trabajo en equipo, la intencionalidad de los planes de estudio, los temas curriculares, la presencia de Minnesota Reading Corps, y la alta profesionalidad de todo el programa me dejó pensando, “¿Y qué hago yo aquí?”
De regreso al Preescolar Joyce en este nuevo papel, me siento completamente agradecida al personal de Joyce por recibirme de nuevo, y también a las familias de Joyce que nos dan el privilegio de trabajar en colaboración con ellas. Estoy muy emocionada seguir aprendiendo y creciendo con Joyce, apoyando a los maestros más dedicados en todo Minneapolis. Cuando trato de pensar en mis objetivos para este año, siempre me encuentro concentrando en la idea de conexiones: a través de los salones de clases y los equipos de maestros, a través de comunidades hispanohablantes e anglosajónes, y a través a organizaciones profesionales con proyectos en común, como la educación temprana y la programación bilingüe con respeto a muchas culturas e identidades. Cada día me siento aun más emocionada pensando en las personas que voy a conocer y con quien me voy a asociar en este trabajo, y también pensando en los desafíos y alegrías que hacen que este tipo de trabajo sea tan gratificante.